Todo comenzó con un crimen. O mejor, todo comenzó unos seis meses antes, "aquella mañana en el que el cartero trajo un sobre rosa con un detestable perfume a violetas". Los sobres van llegando puntualmente, cada miércoles, a la pensión La Madrileña. El olor a violetas invade las habitaciones de los inquilinos, que se convertirían en testigos del encuentro entre Rosaura y Camilo Canegato, el tímido restaurador de cuadros. Sin embargo, cuando Rosaura es encontrada muerta, cada uno de los personajes tendrá que dar su versión de la historia.