Las esposas de Fermín y Julio son profesionales de la política: Justine es diputada por un partido conservador y Mireya es líder de un grupo feminista. Mientras, sus maridos se han convertido en un cero a la izquierda: se ocupan del niño y de la casa y andan siempre metidos en líos de faldas. Lo malo es que un desaprensivo que conoce su doble vida los chantajea. Cuando, finalmente, son expulsados de casa por sus mujeres, deciden alquilar un apartamento y vivir a su aire.