Un hombre aparece muerto en su tienda. La única testigo es su mujer, Suzanne Kieffer. Vanessa cree que el caso se resolverá rápidamente gracias al testimonio de Suzanne. Sin embargo, mientras la mujer testifica, hace algunas declaraciones incoherentes: Vanessa se da cuenta de que la única testigo del asesinato padece Alzheimer. Justine se enfrenta a un dilema: ¿se pueden tomar al pie de la letra las palabras de Suzanne?