La labor de Callen se ve amenazada cuando Eugene Keelson, un misterioso informador, asegura al agente que posee numerosos datos sobre su pasado. Para hacerse con la preciada información, Callen tendrá que entregar un disco a un grupo de búlgaros. El agente lleva a cabo dicho cometido pero los búlgaros intentan matarlo ya que creen que él es Keelson. Posteriormente, Eugene envía un potente virus informático que infecta todos los archivos de Callen y que amenaza el sistema de comunicaciones del NCIS.