Al fresco de Yorgo no le queda otra que aceptar ser el reemplazante de el Albino, el organillero del barrio, cuando este lo pilla en su patio sin saber que tiene algo con su mujer. Lo que el Albino no sabe es que gracias a esto Yorgo conocerá a Alicia, una hermosa dueña de casa que lo volverá loco olvidando por completo su trabajo de organillero y su loro regalón.