Para olvidar el pasado, mirar al futuro y poder emanciparse, Tamayo, un hombre de unos treinta años, debe apostatar ante instituciones y autoridades. Durante el arduo proceso burocrático, recordará la intermitente relación que mantiene con una prima, algunos actos crueles de su niñez, su vínculo con una espiritualidad ajena y sus dificultades para seguir el camino paterno.