Motivada por el carácter huraño de su abuela, un ser misterioso que llevaba guantes de forma permanente y que transmitía miedo y distancia en lugar de esa ternura propia de los mayores de la familia, la periodista y directora Suzanne Khardalian en su documental Los tatuajes de mi abuela, rescata del olvido a aquellas mujeres armenias sobrevivientes que fueron violadas por los turcos y obligadas a vivir como prostitutas en los harenes, donde las marcaban por todo el cuerpo.