La biografía de J.R. no tiene desperdicio. Iba para cura. Su vocación se truncó al recibir una importante herencia. Tras arruinarse volverá a heredar. Todo esto lo cuenta desde el hospital en el que ha sido ingresado después de ser tiroteado en sus partes pudendas. Su mayor deseo es salir de allí para localizar al autor del atentado. Vuelve a casa protegido por un peculiar guardaespaldas que impedirá la proximidad de cualquier mujer atractiva para J.R., en su convalecencia, no debe excitarse.