La guerra entre la policía y las bandas juveniles se agrava porque sólo los agentes están obligados a pelear sin armas. Billy, después de tres meses en la cárcel, descubre que Tommy ha ocupado su lugar al frente del grupo. Junto a su chica, trabaja para recuperar su puesto. Eso significa robar y destruir y, si es posible, adelantarse a los hombres de Tommy. Y aunque ni unos ni otros hacen demasiados alardes de inteligencia, la batalla se extiende por toda la ciudad.