El imán Amir es encontrado muerto en su celda y los musulmanes comienzan a protestar. Testori se toma un tiempo con el ejecutivo del servicio secreto Piazza porque quiere seguir tratando el asunto personalmente. Está claro que Farid está implicado, el chico que Testori había querido infiltrar entre los musulmanes que mientras tanto prendían fuego a los colchones de las celdas, iniciando una revuelta. Los guardias y los presos islámicos inician una dura pelea fuera de las celdas. Testori entiende que el terrorista que debe escapar con la ayuda de Farid es Bilal, ex mano derecha de Amir, y logra bloquearlo en el techo de la prisión antes de que lo recoja un helicóptero. Massini, por su parte, lo pasa mal en una pelea con Farid, pero logra salir airoso y lo mata de una puñalada.