En el intento de probarle a los demás ThunderCats que ya son lo suficientemente grandes para poder utilizar nuevas armas, los ThunderCachorros roban las armas de los demás ThunderCats para practicar con ellas, pero los mutantes ven la oportunidad de quitárselas, llevándolos a confesarle el problema a Lion-O y complicándose la situación cuando los tres se dirigen al Castillo a tratar de recuperarlas.