Clara se despierta temprano por la mañana y asiste a su primer amanecer maravilloso en las montañas. Así comienza un nuevo día de maravillas para Clara, que finalmente puede acostarse en los prados y recoger las flores. Sin embargo, la señora Rottenmeier viene de la aldea y tanto esfuerzo no le falta la oportunidad de recordarle que tiene que estudiar lo que había prometido en Frankfurt, pero de una manera u otra la niña logró evitar las lecciones. Pedro está un poco celoso de Clara porque monopoliza la atención de Heidi que ya no puede venir a pastar con él y decide que al día siguiente todos irían juntos y él llevaría a Clara sobre sus hombros.