Emocionada porque Paco decide al fin asumir su responsabilidad, Lucía abandona la clínica dónde pensaba abortar. Paco les invita a ella y a su madre a comer en su casa para dar juntos la noticia a los padres de él, pero Pepe reaccionará acusando a Lucía de manipulación. Paralelamente, Paco denuncia a Juan tras no conseguir que lo haga Sonia, pero cuando la policía registra su buhardilla, la pistola de Álvaro, que Paco había escondido allí, ya no está. Por su parte, Luisa, triste tras su ruptura con Gonzalo, sufre las iras del abogado incluso en forma de agresión física. Edu también sufre, pero por partida doble: feliz tras haber estado a punto de hacer el amor con Paula en la piscina del colegio, deberá soportar después su desdén; por otro lado, la misión que le ha encomendado Gonzalo -llevar a Ginebra un cargamento de cocaína camuflada en porcelana- empieza a tener todos los visos de ser una encerrona.