Quark regresa de su viaje a Ferenginar con la terrible noticia de que sufre una devastadora enfermedad llamada síndrome Dorek, por lo que le queda en torno a una semana de vida. Dado que las reglas ferengis establecen que deben pagar todas sus deudas antes de morir, Quark decide poner los restos de su propio cuerpo a la venta.