12 años después del crimen de Lucía Garrido, una peluquera malagueña cuya muerte sigue hoy día sin esclarecer, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha ordenado repetir el juicio por posibles presiones a un miembro del jurado. En un primer momento a la familia se le comunicó que podía tratarse de un posible suicidio, pese a que la mujer es hallada con un golpe en la cabeza y una puñalada en el cuello. El proceso, que se archiva por falta de pruebas, da un giro trascendental cuando el juzgado de Violencia de género que llevaba el caso pidió a Asuntos Internos de la Guardia Civil una investigación tras recibir una carta anónima.