En esta ocasión, Andreu Buenafuente… o mejor dicho, el Padre Buenafuente, coge las riendas del inicio de “Nadie Sabe Nada”, intenta redimirse de todos sus actos de impuntualidad y espera que Berto Romero confiese todas sus acciones pecaminosas. A todo ello, sale a relucir el tema de las ranas y los sapos que rodean la casa de Andreu. ¿Dónde han ido a parar? ¿Qué ocurrido en todo este tiempo con los anfibios ruidosos? La respuesta es como siempre la misma: nadie sabe nada.