Ana está muy triste. Lo está pasando muy mal por haberse dado cuenta de que Toti no es el hombre de su vida y está convencida de que, a sus cuarenta años, no va a encontrar su media naranja. En una noche de borrachera, acaba en casa de Andrés, quien la cuida y le dice que todo va a ir bien. En un momento en el que él está en el baño, ella le confiesa que no encuentra al hombre perfecto porque sigue enamorada de él, pero Andrés no la escucha y ella no se atreve a repertírselo. Toti, que les ha visto juntos en plan cariñoso cree que se han acostado y decide no respirar.