Earl decide sincerarse con su antigua casera, Milli Banks (Roseane Barr), a quien engañó gracias a un walkie-talkie y al aparato para sordos de ella haciéndola creer oír la voz de Dios. La tarea no parece difícil, ya que Milli, que entonces era arisca y desagradable, ha reconducido su vida haciéndose monja, pero cuando se lo cuenta, ella volverá a ser la de antes, de modo que buscará el modo de hacer que vuelva a ser una persona adorable.