Un marine musulmán es asesinado cerca de una mezquita y Ducky se niega a practicarle la autopsia debido a sus creencias religiosas. Para avanzar en la investigación del caso, el equipo de NCIS trata de hablar con el padre de la víctima y envía a McGee para instalar micrófonos ocultos en el templo. Al llegar allí, descubre que el FBI ya se había encargado de hacerlo.