Raquel está muy estresada porque pretende compaginar su vida hippie con el cuidado de su hija. Como no encuentra una niñera disponible y sus padres viven a más de seiscientos kilómetros, decide contratar a Juanito y Luisa para que hagan de abuelos de la niña. Al principio, la pacifista del gimnasio está contentísima porque vuelve a tener tiempo para todo pero se da cuenta de que los abuelos ficticios de su "patatita" están cambiando la forma en la que Raquel quiere educar a la niña.