El 13º programa de MasterChef Uruguay tuvo momentos de mucha tensión y emoción. La dificultad de las pruebas, que es cada vez mayor, y el alto nivel de exigencia del jurado, hacen que la competencia se vaya poniendo cada vez más difícil. En la primera parte, los participantes se trasladaron hasta el Instituto Crandon Gastronómico, donde recibieron una clase magistral de cocina sin gluten, para celíacos, a cargo de Daniel Guasco, un especialista en la materia. Cuando los ocho participantes que todavía estaban en carrera volvieron a la cocina de MasterChef Uruguay, el jurado les dijo que antes de cocinar aplicando lo aprendido en la clase magistral, tendrían una mini prueba y les dio la consigna: hacer una colación saludable, endulzada con Splenda. El ganador de este desafío rápido, obtendría un beneficio especial en el próximo. En la prueba siguiente, ahora sí, la consigna fue cocinar un plato de pasta sin gluten. Leticia, cuyo plato fue el mejor de la mini prueba, tuvo lo que se ganó: más tiempo en el supermercado y el asesoramiento del docente Daniel Guasco para elegir los ingredientes. El desafío no fue fácil para nadie y luego de vivir momentos de mucha tensión, sobre todo a la hora de preparar la masa, el jurado decidió que dos participantes pasaran al balcón y los otros seis a la prueba de eliminación. Ya con sus delantales negros, los participantes conocieron la consigna: preparar un clásico postre chajá. Si bien todos lo conocían y lo habían probado alguna vez, casi ninguno lo había hecho nunca. Tres de los participantes quedaron muy comprometidos y, finalmente, uno de ellos se transformó en el undécimo eliminado de la competencia. Para muchos, una verdadera sorpresa, ya que se trata de uno/a de los/as candidatos/as a transformarse en el primer MasterChef Uruguay.